En Kentucky, EE. UU. Jeff Ratanapool estaba en el gimnasio jugando baloncesto con sus amigos, pero de un momento a otro cayo al suelo repentinamente.
En ese instante, Hillary Deskins, una enfermera que estaba ejercitándose en el gimnasio, fue al instante a socorrer a Ratanapool.
“No tiene pulso ni aliento, estaba clínicamente muerto”, explico ella al 700 Club. Deskins le realizo los primeros auxilios usando un desfibrilador cardíaco, pero sentía que todo era en vano. “Él está muerto, no se puede hacer nada”, pensó ella.
Pese a lo horrible situación, Hillary le dijo a los amigos de Jeff que empezaran a orar mientras lo trasladaban al hospital. Cuando llegaron le diagnosticaron un ataque al corazón llamado el “enviudador” que por lo general es letal.
Greg Meriwether, un cardiólogo del Baptist Hospital en Louisville indico lo siguiente: “Las personas que lo experimentan no llegan a sobrevivir y mucho menos en el hospital, si no recibe reanimación rápidamente después del paro cardíaco cada minuto que pasa, sus posibilidades de vivir son bajas y podría pasar a tener una función cerebral intacta”.
Stephen Fraser, un pastor, le empezó a dar fuerzas a Vicky, la esposa de Ratanapool que está completamente destrozada por la mala noticia de su amado esposo. Vicky estaba enojada e histérica por lo que le había sucedido a Jeff.
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Apenas escucho la voz de Fraser su fe creció una de forma increíble, teniendo la seguridad de que “Jeff no le pasaría nada malo”.El pastor se fue hasta el hospital orando en todo momento con la esperanza de que todo estaría bien.
“Recordaba las promesas de Dios y oraba en el Espíritu cantando y regocijándose. Le di las gracias al Señor por la vida de Ratanapool”. Para sorpresa de Stephen, sus oraciones habían sido escuchadas, ya que Jeff estaba consiente y alerta como si nada hubiera acontecido.
“Él estaba sentado en la cama normal y alegre, como siempre suele estar bromeando y actuaba como si su mayor preocupación fuera su último tiro de baloncesto”, recalco Fraser.
Meriwether el doctor, sostiene que el caso de Ratanapool va más allá de las explicaciones médicas y que el trabajo que hizo la enfermera fue vital. “Si hubiera pasado en otro lugar, tal vez estaría muerto, su caso es todo un milagro”, índico el médico.
Hillary reconoció que el poder del Señor es inimaginable. “Se suponía que él no debía de estar con nosotros, ya que estaba sin vida; sin embargo, Dios metió su mano poderosa y lo trajo de regreso con nosotros”.
Jeff está recuperado en su totalidad y volvió a jugar su deporte favorito, el baloncesto. El cómo su esposa, están alegres y agradecidos por haberle otorgado el Señor más vida. “Estuve reflexionando sobre Dios y desde ese día sé que mi vida actualmente es un milagro y cuando paso por momentos duros recuerdo que Dios está ahí para guiarme”.
Fuente: Guíame