El Centro Penitenciario La Nueva Joya se convirtió en un evento que trascendió las rejas y alambradas, llegando al corazón de quienes participaron.
Las aguas bautismales se convirtieron en un símbolo de esperanza y redención para más de 400 reclusos, quienes se unieron en un acto de fe que representó un nuevo comienzo en sus vidas.
Linda Moreira, quien ocupa el cargo de directora en La Nueva Joya, subrayó que estas actividades espirituales desempeñan un papel complementario fundamental en el proceso de resocialización de los individuos privados de libertad.
Este evento simbolizó el cierre del mes dedicado a los libros sagrados, en el contexto de la fe cristiana, la Biblia.
Además, Moreira instó a los presentes a creer en la capacidad de transformación que la fe proporciona. En sus palabras, enfatizó que la fe representa un pilar esencial para recuperar la dignidad y hallar un propósito en la vida, especialmente para aquellos que han perdido su libertad.
Leer también: Jugador de la NFL reconoce que Dios está obrando en su vida después de sufrir un paro cardíaco
Los reclusos que participaron en esta ceremonia proceden de distintas secciones de La Nueva Joya, una institución penitenciaria que abrió sus puertas en 2014 y tiene capacidad para albergar a más de 5,500 personas.
En este centro, se promueve activamente la resocialización a través de programas educativos, capacitación laboral, actividades deportivas y culturales, brindando a los reclusos la oportunidad de adquirir habilidades y desarrollar su potencial.
El bautismo no solo fue un momento de transformación individual, sino también un evento de unidad y apoyo. La presencia de familiares, voluntarios y autoridades penitenciarias en la ceremonia simbolizó el respaldo y la solidaridad de la comunidad en el proceso de reinserción de los reclusos.
Todos compartieron la convicción de que este acto representa una pieza clave en la reconstrucción de la vida de quienes están privados de libertad y desean una segunda oportunidad para reconstruir sus vidas.
Al finalizar la ceremonia, los reclusos recibieron certificados como testimonio de su compromiso renovado. Se compartió un refrigerio, y las expresiones de alegría y gratitud fueron palpables en el rostro de cada uno de los bautizados.
Este acto no solo renovó su fe, sino también su compromiso con Dios y su determinación para reintegrarse a la sociedad con una perspectiva más positiva y la esperanza de un futuro mejor.
Fuente: Biblia Todo